La variación interanual del Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) constituye una aproximación de la evolución del PIB, que a diferencia del Imacec se conoce trimestralmente, con un desfase de un par de meses. Por lo tanto, su utilidad reside en proveer una estimación aproximada de la evolución mensual del PIB, anticipando sus movimientos futuros. El Imacec de julio de 2024 creció un 4,2% interanual. Esta recuperación supera las expectativas económicas de analistas, quienes apuntaban a una cifra entre 1,5% y 3,9%.
La serie desestacionalizada (para hacer comparables periodos adyacentes) aumentó 1,0% respecto del mes precedente y creció 2,8% en doce meses. El alza se explicó por el crecimiento de todos sus componentes, especialmente de los servicios y la industria. La industria manufacturera, especialmente de productos de pesca, creció un 4,4%. En contraposición, la minería cayó 2,5%. Los servicios aumentaron 1,6% en términos anuales, resultado que se explicó por los servicios de educación, donde se registró una semana adicional de clases por el cambio en el calendario de las vacaciones de invierno. El aumento del comercio mayorista, impulsado por las ventas de maquinaria, equipo y enseres domésticos, fue dominado por la contracción del comercio minorista, con una caída desestacionalizada del comercio en un 1,8%.
Este crecimiento hay que mirarlo con cautela debido a su carácter transitorio. De hecho, el Banco Central reestimó una expansión del PIB entre un 2,25% y un 2,75% (2,25-3,0% en junio) con una proyección entre un 1,5 y 2,5% para 2025 y 2026, en su último IPOM. La expansión del PIB para la próxima década (2025-2034) se estima por debajo del 2% debido al debilitamiento del mercado laboral, esto es, a la desaceleración del crecimiento del empleo.
La demanda interna desestacionalizada se contrajo 1,5% t/t en el segundo trimestre (-1,4% anual) por la reducción transitoria en el consumo privado. Tanto el menor costo del crédito como el aumento la masa salarial real sugieren que su moderación no será persistente. Para 2025 y 2026, se anticipa que el consumo privado recobrará impulso, creciendo a tasas del orden de 2% anual. La contracción de la demanda ha impulsado una rebaja de la tasa de política monetaria en un punto porcentual, quedando en un 5,5%. Asimismo, el Banco Central prevé que la inflación total aumente en el corto plazo, principalmente por el aumento de las tarifas eléctricas, el incremento de las tarifas de fletes marítimos a nivel global y la depreciación del peso en los últimos meses. A fines de este año, se estima que la inflación total cerrará en 4,5%.
La estimación de un crecimiento en torno al 2% contrasta con la estimación de crecimiento de la economía mundial situada en un 3,2% en 2024 y 2025, con una leve ralentización en las economías emergentes y en desarrollo, a un 4,2% en 2024 y 2025. El menor crecimiento previsto del producto per cápita obedece sobre todo a las persistentes fricciones estructurales que impiden atraer capital y mano de obra hacia las empresas productivas. El deterioro de las perspectivas de crecimiento en China, nuestro principal socio comercial, también lastra las expectativas de crecimiento.
Silvia Martínez G., PhD.
Decano FACEA UCSC